YO HE SIDO MUY POBRE.

Estando en pobreza se pasa fatal.

Y por supuesto no me refiero en estas líneas a las personas que están en situaciones extremas de hambre, sin techo, solas en residencias, hospitales, guerras y demás situaciones tremendas y muy difíciles de vivir.

Me refiero a lo que ocurre en la mente de muchas, muchísimas personas, incluidas los millones que hacen desarrollo personal y espiritual, y que las mantiene pobres, sobre todo para ellas mismas.

Esto sí que es tremendo.

Como bien sabrás, quizá hasta por experiencia propia, la pobreza puede reflejarse en diversos ámbitos: en lo afectivo, lo relacional, lo amoroso, lo económico, lo laboral y un muy amplio etcétera.

Mas, la pobreza, aunque se re-fle-ja en diversas áreas, solo está en un lugar: 

En la propia mentalidad.

Lo sé por experiencia.

Yo he sido muy pobre.

¿En lo afectivo, en lo laboral, en lo económico…? 

No.

Solo lo era en un único lugar: en la mentalidad predominante en aquella época en mi propio interior.

Me diese cuenta o no, lo quisiese reconocer o no, era así.

Tuve que darme cuenta de algo fundamental para poderlo transformar.

Como quizá tú también tengas que darte cuenta de algo si es que la temática te toca.

No me ha sido frecuente a lo largo de mi vida encontrarme con personas que no se creyesen carentes en algún sentido.

Seguir creyéndote que algo te falta en lugar reconocer LO QUE SÍ HAY y SÍ TIENES, quizá sea lo ne-ce-sa-ri-o para lo que has de comprender.

Y, por lo tanto, aprender.

En mi caso se trataba de una posición interna infantil de que algo, no solo me faltaba, sino de que además algo externo me lo tenía que dar: un padre, una madre, una pareja, un amigo, el universo o San Dios Bendito. 

En posición todavía infantil hay millones de personas en este mundo, en lo afectivo, lo relacional, lo amoroso, lo laboral, lo económico, en cómo viven determinadas experiencias de su vida, cómo las interpretan

Cómo las juzgan sin comprenderlas.

Millones.

¿Te suena?

En mi caso me había estado quejando de mi “suerte”, resistiéndome a lo que ocurría tal como era, eliminando así cualquier comprensión acerca de lo que estaba sucediendo tal como estaba sucediendo.

Frente a la resistencia, la bendita aceptación.

Con la queja y la resistencia redundaba en una conciencia de carencia.

Comprende.

Cuando a determinada edad se me cerraron por completo todas las entradas de ingresos económicos y volví a casa de mis padres, cosa que era lo más inimaginable que me pudiese ocurrir, sólo supe maldecir mi suerte.

Y quejarme. Y patalear. Y llorar enrabietado. Y volver a maldecir.

La historia es muy larga. En resumen: no era una situación de carencia como me había creído y, por lo tanto, como me lo había estado contando a mí mismo. 

De Manual: 

Era una situación de absoluta Prosperidad pues se me estaba proveyendo del marco de lo que más NE-CE-SI-TA-BA: lograr amar a mis padres y mi vida tal como era, no como un niño carente hubiese querido o preferido.

Fue LA CLAVE.

Esto me cambió la vida por completo.

Y mi Destino.

La historia también es muy larga. Te cuento el final. 

Tras años sin ingresos económicos, un día estaba contando los céntimos que tenía para ver si podía comprar un tomate para comer. Un tomate mediano, porque los céntimos no me daban para uno un poquito más grande.

Fue la primera vez que, de forma natural y auténtica, no me queje y me resistí, sino que, de Manual, agradecí, auténtica y profundamente, aquellos céntimos que SÍ TENÍA y que me POSIBILITABAN lo que necesitaba EN ESE MOMENTO: poder comer aquel tomate y que me hacía caer en la cuenta de que, por lo tanto… ¡era una situación próspera!

Fue como una revelación interna.

Lo comprendí todo en aquel instante.

Y todo cambió.

Todo cambió porque el que había cambiado, por fin, había sido yo.

De Manual.

– MI REFLEXIÓN –

Todo lo que había experimentado desde mi mentalidad arraigada en la carencia, me estaba informando de “por dónde no era” y me estaba ayudando a encontrar el Camino, que siempre, siempre, es interior.

No está en ningún otro lugar.

Y bendito que pude verlo de otra manera y así comprender.

Verlo de otra manera. No desde el ego, que per sé es carente, la carencia en sí misma.

El ego es el carente, NO TÚ.

Toda situación te trae información, y eso es ya Prosperidad.

Es el juicio y la queja en ti, la resistencia en ti a lo que es tal como es, es lo que CON-VI-ER-TE en pobreza.

Mas, la pobreza, siempre es interior. La pobreza suele ser la propia ubicación de conciencia. Un tipo de mentalidad.

Y la conciencia, el tipo de mentalidad… se puede mover.

Para eso está.

Y, sabiéndolo, quien no lo haga… pues efectivamente, es muy pobre.

Deja de quejarte, anda, por favor. 

Comprende y ponte.

– LA IDEA MAGNÍFICA –

No es lo que obtienes, es lo que das”. 

Y para dar, de verdad, has de madurar hasta no ser un ser que se cree necesitado. Que se cree, por lo tanto, carente.

De Manual:

Has de madurar hasta ser consciente de que puedes ser lo que quieras, incluida la Prosperidad.

Y serlo. Desde dentro.

De Manual:

  • Estar centrad@ en lo que puedes obtener es carente.
  • Estar centrad@ en lo que puedes dar, y darlo, es próspero.

Date cuenta.

El estado de pobreza mental se basa en que crees neuróticamente que has de recibir algo del mundo exterior: 

El reconocimiento de un padre negándote así el propio autoreconocimiento, recursos de algún organismo en lugar de autogenerarlos, que alguien te contrate en lugar de desarrollar tu propio proyecto desde tu propio Yo Superior, el amor externo en lugar de serlo, etc.

Ser el Amor.

Para eso sirve la carencia, para darte cuenta de que en verdad no existe, que solo se cree en ella. Como el miedo neurótico. Como el mismo ego. 

Porque la carencia, la pobreza mental, se erradica en el momento en el que en lugar de querer algo del mundo exterior como niños carentes, somos nosotros quienes lo damos como adultos maduros, generosos y sabios.

Es un gran ejercicio y una gran labor: dar tú al mundo eso de lo que te crees carecer.

El subconsciente tomará nota y te proveerá de más de eso para que lo des en mayor medida.

Como una fuente sin fin.

todo lo bueno se Acelerará en tu vida

No por suerte o casualidad sino como efecto directo de la causa más poderosa:

De tu estado de conciencia y tu comportamiento coherente con ello.

En verdad, cuando se comprende, es sencillo.

Porque menos es más.

Mejor dicho, no todo se Acelerará en tu vida.

De Manual: serás tú quien lo hayas Acelerado. 

Y serás una bendición, para ti, y también de Manual, el de los Grandes SERES, para el Mundo.

Seguimos. Siempre.

GRACIAS

Con Amor.

Francisko Javier

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